Los primeros dos dardos van a parar a Aníbal Medina. El gigante pone la patita y desvía los misiles que quieren dispararle a Diego Pave. El defensor es una pared. Así, con esa solidez que inspiraba el fondo, gestionó San Martín su triunfo por 2-0 ante Chaco For Ever, el primero del de todo el campeonato.
Con ese mensaje desde atrás, antes de los 10', podía aparecer tranquilamente la carta de gol arriba y así fue: un Miguel Fernández justo, que va a los bifes. Gana en lo alto el "Guerrero" el centro de córner de Martín Seri. Es la primera que le llega. Es cabeza y red divina. Por fin, porque son dos cosas que suelen ir de la mano, pero hasta aquí no se habían encontrado para el "santo".
De eso pasaron 10 minutos y sin volver a probar los guantes resbalosos de un Darío Panero que hace temblar las tribunas del "negro", Albano Becica dice presente y devela la mejor receta en estas cuestiones: la eficacia. El 10, genio, frota el pie y la clava de tiro libre. Segunda jugada de pelota quieta y segundo gol. En realidad fue golazo. Ni el palo quiso que el tiro del 10 se desperdiciara afuera, por eso la bocha lo tocó y se fue para adentro.
¿El peor resultado es el 2-0? Con San Martín así no. El medio colaboró y calmó las aguas del equipo. Augusto Max y Maximiliano Rodríguez se entendían para hacer circular la onda. Aprovecharon la bronca vuelta hoguera de un Chaco For Ever que podía probar todo el día, pero que ni cuando Nicolás Silva superaba la defensa encontraba mieles.
San Martín encontró la paciencia que buscaba y la tradujo en rotaciones que le valían sostener el triunfo hasta cuando el silbato de Gustavo Fabián dijera basta. Por eso se tragó nomás la amargura For Ever, con el ex San Martín Aldo Visconti a la cabeza. Al delantero, los palos no lo sirvieron tanto como a Becica y el que selló un triunfo para siempre fue San Martín.